Había una vez unos niños que querían destruir el mundo porque no apreciaban lo que Dios nos dio, el día llego y los niños esperaron a que anocheciera ya todos estaban dormidos, ellos prendiendo fuego para incendiar todo, así que todo estaba en llamas, cuando amanecido ya no había nada de la hermosa naturaleza y mucha gente muerta, sin embargo ellos no se habían arrepentido, volaban por toda parte para asegurarse de que todo estaba prendido en llamas, ellos no se habían dado cuenta que no volaron en una parte de Cundinamarca Bogotá, ese departamento y municipio eran los únicos que no estaban en llamas y allí se podían refugiar todas las personas, así que varios bomberos apagaron el incendio que habían causado esos niños. A los niños tampoco les importaba todo el daño que causaron, pero un día todo lo que habían hecho les causo un grave daño a los padres de los niños, los padres ya estaban muy débiles así que se arrepintieron y querían arreglar todo el daño causado. Lo que no sabían era que no podían hacer absolutamente nada, así que fueron hasta donde el alcalde, ellos le dijeron al alcalde si podían decir algunas palabras y el alcalde dijo: ¿pero de que se trata? Porque los veo muy preocupados. Ellos respondieron: - mire señor alcalde es muy importante, nosotros sabemos que no tiene tiempo pero es importantísimo. El alcalde empezó a dudar pero al fin se decidió, dijo que si podían hablar, entonces los niños empezaron a decir: -querido pueblo, nosotros sabemos que con estas palabras querrán estrangularnos y matarnos, nos odiaran. Un señor dijo: - dejen de decirnos bobadas y lleguen al grano, entonces los niños dijeron, si claro, entonces como les decíamos, nosotros dos causamos todo ese fuego. Todos estaban furiosos y ahora si como habían dicho los niños, querían estrangularlos pero también les daba mucha lástima, igual ya se habían arrepentido, así que la ley les puso un castigo o más bien remendar su daño, y el castigo era volar por todo el mundo a plantar muchas flores y muchos árboles, también estar dos meses en el Bienestar Familiar. Ya habían pasado muchos días y meses, los niños ya habían cumplido su labor y habían aprendido la lección, así que juraron que nunca, pero nunca más iban a destruir el mundo.
LAURA CAROLINA AVILA CUFIÑO 502 J.M. R.F.K
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